martes, 16 de febrero de 2010

Un ganadero de Tineo elabora postres con la leche de sus vacas



Al ganadero José Manuel Peláez, de Tineo, fue una llamada de teléfono la que le cambió la vida. Al otro lado del aparato, la empresa holandesa Ice Delite, con sede en Hoode Mierde, le ofrecía la posibilidad de diversificar su negocio, una explotación ganadera con cien reses que ya pusieron en marcha sus padres. «Al principio nos sonó un poco raro, pero nos volvieron a llamar un mes después y entonces empecé a pensar en serio en cómo saldría aquello», cuenta. Ocurrió ya hace meses y ese aquello en el que pensaba Manolo, como conocen todos sus vecinos a este ganadero en Tineo, era cómo le saldría la aventura de comprar maquinaria para hacer helados con leche casera totalmente naturales. Al final, aceptó.

El año pasado, José Manuel, de 49 años, y su hijo Jonathan, de 26, empezaron la aventura de convertirse en los primeros ganaderos de Asturias que elaboran helados artesanos con la leche de sus vacas. La cosa fue más fácil de lo que indicaban sus dudas. Para ello, sólo necesitaron una máquina que tuvieron que adquirir a la empresa de los Países Bajos que les hizo la propuesta, un libro de cocina y los envases. La multinacional holandesa les animó señalando que el negocio del helado es una oportunidad en Europa. «En los Países Bajos, una persona consume de media cuarenta kilos de helado al año. En España, entre trece y quince». «Pero es una tendencia que va a cambiar», dice Manolo convencido.

Entre tanto, este emprendedor ganadero comercializa sus productos en ferias y mercados y atiende todas las peticiones de sus vecinos. «Desde mayo nos bajó un poco la venta, pero no nos podemos quejar», explica. Y no es para menos. Al litro de leche empleado para hacer helado le saca una rentabilidad doble que al litro que distribuye a las lecheras. De 0,33 euros que pagan las últimas por la materia prima, a 0,66 euros. «Mucho mejor», explica el emprendedor.

La inversión para poner en marcha este negocio y diversificar su empresa ha sido de 100.000 euros. Con esta partida ha adecuado las instalaciones, comprado la maquinaria e iniciado la comercialización del novedoso producto, los helados de Granja Alvarín. «Es bastante dinero, pero estamos satisfechos y animados a continuar», destaca José Manuel Peláez. El proceso de hacer helados con la pequeña máquina holandesa es fácil. Además, la misma multinacional que les vendió la máquina garantiza hasta su reparación en un día y les envía los envases de helados, sorbetes y pasteles y también algún ingrediente. Además, se encarga de asesorar al productor, para el que siempre está disponible. «Si tenemos dudas nos atiende alguien y eso es muy valioso. No te sientes solo», explica Manolo. Y el resto, incluida la ganancia de los productos, queda de la mano del productor. «Es fácil. Haces la inversión y a trabajar. Todo lo que ganes es tuyo», añade.

En los tiempos que corren, con una crisis económica que ha dejado 81.000 parados en Asturias, y con las pocas posibilidades del mercado de la leche para el productor, «o cambias o te arruinas», dice Manolo Peláez. Y cambiar es lo que ha hecho este tinetense. «Decidirse no es fácil porque siempre es un riesgo, pero estamos contentos. Vendemos muchos helados y cada vez funciona más el boca a boca y ampliamos más mercado».

En el Valle de Tablado hacen helados naturales sin conservantes ni colorantes y con leche de vaca asturiana. Fabrican con 600 sabores y también productos helados específicos para celiacos y diabéticos. «Desde Holanda nos ofrecen hasta 2.500 sabores, así que tiempo tendremos para probar más variedades», revela José Manuel.

Para aprender a hacer el producto, un empleado de la multinacional, acompañado de intérprete, viajó hasta este pueblo de montaña de Tineo en el que residen seis vecinos. Y es que la fabricación de helado con la máquina es muy fácil. «Tú mezclas los ingredientes y echas. Cada doce minutos tienes 16 litros de helado». Y eso les da para hacer unas 60 tarrinas de las pequeñas, que comercializa por 2,5 euros.

Manuel tiene un libro de recetas y en el momentos de más trabajo, en verano, su mujer y sus otras dos hijas «también echan una mano». En un día de verano pueden trabajar ocho horas seguidas fabricando y envasando helados. «Tenemos seis meses de margen de tiempo, que es su caducidad», explica.

Poco a poco, esta familia tinetense espera ganar mercado. Su mirada está puesta en el próximo verano, cuando, con un año de experiencia, esperan tener mejor resultado e incluso presentar su producto en restaurantes. Su objetivo es «mejorar su nivel de vida». Manolo tiene muchas esperanzas en este mercado. «Es un helado sin conservantes ni colorantes, como se demanda ahora», subraya.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola Adelita, me encanta la maravillosa idea de elaborar postres sin gluten.

Te voy a difundir en FB y en el fro celiacos.
muchas grcias
un beso