lunes, 19 de abril de 2010

Vaqueirada de Aristebano


La gijonesa Isabel Monte, hija de artesano, y el valdesano Jorge Rodríguez, de familia vaqueira, preparan el tradicional enlace que protagonizarán en Aristébano
Isabel Monte Vigil y Jorge Rodríguez Gallo querían que su boda fuera original, «casarnos de una forma diferente», y encontraron en el rito vaqueiro una posibilidad. En diciembre de 2008, gijonesa y valdesano solicitaron información sobre el festival vaqueiro y de la Vaqueirada que se celebra desde hace 51 años en el alto de Aristébano. El pasado verano vieron por primera vez la peculiar boda juntos, en febrero abrieron el sobre que les comunicaba que serían los próximos novios vaqueiros y ahora ultiman la cita, prevista para el último fin de semana de julio. Se convertirán en la 52.ª pareja que se casa en el marco de este certamen como antaño lo hacían en las brañas los vaqueiros de alzada.

Para Jorge «es un orgullo» poder participar de esta tradición. Sus tíos (también padrinos) se casaron en este certamen y este recuerdo parece que caló hondo en el joven de la localidad valdesana de Siñeriz. Pero no acaban ahí sus lazos. Su madre es vaqueira y por eso tenían esperanza de poder contraer matrimonia en esta edición del encuentro, a pesar de competir con otras cuatro parejas.

Es Isabel la que no tiene relación de sangre con los vaqueiros (uno de los requisitos para poder casarse en este famoso certamen), pero ella encuentra su particular conexión con las costumbres de Asturias para decantarse por una tradición tan arraigada: su padre se dedica al mundo del azabache. «Son dos buenas razones», explican. Por eso esta ceremonia es bienvenida entre sus allegados. También para el consejo rector de la Vaqueirada, fiesta declarada de interés turístico regional, que en los últimos años ha visto cómo el número de parejas con raíces vaqueiras e interesadas por casarse por el rito, desciende.

«Cuando nos lo comunicaron fue una gran alegría», cuenta Isabel. «Y también una bomba», explica. Sólo la madre de ella conocía la petición de esta pareja, de 31 años cada uno, para celebrar su enlace en Aristébano. Nadie se lo esperaba. Ella es de Gijón y deja la ceremonia «convencional» en la iglesia de San Lorenzo, que mira a la playa gijonesa y donde ya se casaron sus padres y hermana. Cambia costa por montaña, «y estoy muy contenta por ello», indica.

A la espera del próximo julio, la indumentaria ya está escogida. Jorge e Isabel han preferido alquilar el traje completo para evitar «buscar de aquí y de allí». «Nervios de momento no tenemos, pero el día de la boda, ¡pues como en todas!», dicen. Durante la jornada serán el centro de atención y por ello es necesaria cierta organización. El pasado sábado se reunieron en Luarca con el comité para saber los secretos de la celebración. Saldrán del bar de Aristébano hacia el pueblo, allí recogerán la caballería, con el ajuar incluido, y se dirigirán al improvisado altar de la braña, entre el concejo de Tineo y Valdés.

Serán 80 los invitados de la pareja, a los que habrá que sumar las autoridades municipales. «Esperamos tener un día de sol, una jornada animada y mucha suerte», piden.

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